lunes, septiembre 28, 2009

Tan tonta que dice lo que piensa

Su última perla ha sido señalar la incoherencia de los cineastas en aceptar privilegios para el cine catalán y no para el hecho por mujeres. De repente una voz -¿acreditada?- del gobierno salía denunciando tratos de favor para una autonomía.

Entender el trasfondo del bubblegum socialism de Zapatero es entender la lógica de su equipo de gobierno. Tres factotums (De la Vega, Blanco y Rubalcaba) llevan el timón. Detrás tienen a la camarilla de peleles cuyo único trabajo es obedecer. Es la fórmula perfecta para un mandato autoritario con imagen de transigente.

Bibiana Aído es el paradigma de lo que quiero decir con jarcia de incompetentes que oyen, hacen y callan. Su selección debió de ser difícil. Y aún así se pasaron de frenada. Demasiado corta incluso para su tarea. Tan imbécil que ni siquiera es consciente de su condición. Así es que, en ocasiones, se toma la libertad de decir lo que piensa (que es poco), contradiciendo la doctrina Zapatero.

En junio del año pasado salía criticando el velo de las musulmanas en un discurso que cualquier buen neocon suscribiría. Y que cualquier prócer de la alianza de civilizaciones abominaría.

Su última perla ha sido señalar la incoherencia de los cineastas en aceptar privilegios para el cine catalán y no para el hecho por mujeres. Ni el popular más sagaz habría dado semejante capón. De repente una voz -¿acreditada?- del gobierno salía denunciando tratos de favor para una autonomía.

Y es que los tontos son tan útiles como impredecibles. Y el peligro de una persona sin discurso es que nunca se sabe por donde puede salir. A Dios gracias –para Zapatero-, hasta los medios son conscientes de la limitación de Aído y no la toman en serio. Con suerte un par de columnas y un breve. Para tomar declaraciones de un correveidile, es mejor ir al original.

sábado, septiembre 26, 2009

Carta abierta a las niñas de Zapatero

En condiciones normales me parecería hasta lógico. Utilizar a dos niñas para fines políticos sin que importen sus sentimientos. Lo divertido es que sea vuestro propio padre el que haya dado el visto bueno. Se lo podéis recordar cuando os de la propina.

Que hija de puta es la gente ¿eh? Una foto y ya acumuláis más burlas que vuestro padre en un año de legislatura. Y además os han dado donde duele. Con dieciséis primaveras tiene que joder. Pero toca aguantar. Humillar a un par de crías que dejan al país en ridículo es suficientemente goloso como para dejarlo pasar.

Aunque la culpa no sea vuestra. Cierto es que tenéis una edad. Que deberíais saber que una no viste igual en el karaoke otaku del Expocómic que en una recepción oficial. Pero lo cachondo es que vuestro papi os haya dejado. Él y su jarcia de asesores. Y va mi discografía de los Credence a que no sólo os han reído la gracia sino que habrán sido ellos mismos los que os han sugerido la idea.

Porque no os engañéis; los cabrones que os han sacado con esas pintas sabían lo que iba a pasar. Sabían que íbais a hacer morder el polvo a Belén Esteban. Y saben que, aunque gracia tenga la justa, incluso para la parroquia socialista, con el numerito de la foto vuelven a hacer patente la imagen que el gobierno quiere tener de sí mismo. Y al final las únicas que pagáis el pato sois vosotras, que a estas alturas no sé siquiera si habrá huevos de volver a clase este curso.

En condiciones normales me parecería hasta lógico. Utilizar a dos niñas para fines políticos sin que importen sus sentimientos. Lo divertido es que sea vuestro propio padre el que haya dado el visto bueno. Se lo podéis recordar cuando os de la propina. Que os ha ridiculizado deliberadamente.

El resto, los fotomontajes, los artículos, los ríos de tinta, todo eso es la naturaleza hijaputil del ser humano. Pero no os equivoquéis, el que ha prendido la mecha es Zapatero, que no parece quereos mucho. También se lo podéis recordar cuando le plantéis en un asilo dentro de unos años. Se lo habrá ganado.

miércoles, septiembre 23, 2009

Fonseca y la violencia en las aulas

Ese día Fonseca se lleva tres palizas más; las dos ordinarias que le quedaban más una extra por irse del mirlo. Este ritmo dura hasta que termina el curso. Llega un momento en el que todo el personal docente del centro se entera de lo que hay pero… ¿A quién cojones le importa?

Catorce otoños, varón, peso superior a la altura y gafas. Le acaban de zumbar de lo lindo en su clase. Y no es una vez contada. Son cuatro al día. Sistemáticamente. Una por cada cambio de clase. Así que en cuanto ve llegar al tutor se acerca a pedirle ayuda. Tampoco es la primera vez que lo hace. Tampoco era necesario que lo hiciera porque las hostias han retumbado por todo el pasillo del colegio.

Aún así lo hace. No le queda otra. Entonces llega el profesor, espera a que se sienten todos y empieza su clase con un aviso; “chavales, Fonseca me ha dicho que tú, tú y tú, le acabáis de pegar una paliza… y que lo hacéis a menudo… ¡No volváis a hacerlo, coñe, que ya tenéis una edad!”. Ahí termina la peculiar forma que tiene el tutor de marras para imponer orden en el aula. Ese día Fonseca se lleva tres palizas más; las dos ordinarias que le quedaban más una extra por irse del mirlo. Este ritmo dura hasta que termina el curso. Llega un momento en el que todo el personal docente del centro se entera de lo que hay pero… ¿A quién cojones le importa?

Dos años después, Fonseca cambiará de instituto. Y en su primer mes le robarán la cartera. Irá a la directora de la misma forma que fue a su tutor un par de cursos atrás. Y una hora después de la denuncia la tendrá de vuelta. Sin la guita, todo hay que decirlo. Pero algo es algo. Cabe destacar que seguirá vigente la misma legislación, con el mismo partido en el Gobierno (PP) y en la misma ciudad.

Pero al chaval que se la ha birlado le habrán abierto un expediente. Y unas semanas después estará expulsado. Y Fonseca no volverá a tener problemas de acoso escolar. Puede que sea porque su peso ya no es superior a su altura. O porque ha topado con profesores que, entre peta y peta (dan clase en una Escuela de Arte), saben establecer un marco de convivencia.

Y luego serán los otros, los que miraron para otro lado cuando el que suscribe volvía a casa con moratones, los que vendrán llorando porque en sus clases no pueden enseñar. Porque sus alumnos son aspirantes a presidiarios. Y tranquilos, que esos hijos de la gran puta jamás asumirán que tal vez puedan tener parte de responsabilidad. Ni nadie se la imputará. Y los políticos, pedagogos y demás profesiones que empiezan por “p” sacarán novedosas e inocuas medidas para “restaurar la autoridad de los profesores”.

Y tranquilos, que aunque le joda, ese mocoso que ahora suma algún otoño más se conformará con bramar en su blog. Porque si hay algo bueno que le enseñaron los cardenales (que cuidadosamente ocultaba, por vergüenza, porque llorar es de maricas, a sus padres) es que la vida es injusta y que uno tiene que aceptarla tal como es. Tal vez eso sea lo más parecido que hay a una “ley universal”.

lunes, septiembre 21, 2009

Como mandar y que te hagan caso

¿Por qué hace años se obedecía y ahora no? Por la capacidad del maestro para ejercer la fuerza. No es un mal argumento para ejercer la soberanía. El miedo. Pero por suerte o por desgracia, actualmente maltratar a un menor es delito. Así que el amigo Maquiavelo y yo recomendamos optar por la vía del respeto.

La vida es así de perra. Durante cuatro años tienes a 700.000 afiliados que, en mayor o menor medida, te respetan. Asumen que eres el jefe. De repente un día vas y pierdes las elecciones por segunda vez. A la mañana siguiente tu partido se divide en nosecuantas familias y pierdes el control. Son las leyes de la autoridad, amigo, y estaban ahí antes de que llegases.

Leyes que se resumen en un latinajo que me la pone durísima; quid pro quo, que en cristiano significa “algo por algo”. Uno obedece cuando puede recibir algo a cambio. En un partido político es la consecución de un fin colectivo (supuestamente) deseado por todos; ganar elecciones. En una clase puede ser aprendizaje o, simplemente, orden.

Si un profesor es capaz de demostrar a los alumnos que sabe o que, al menos, es más maduro que ellos y puede controlarles, lo tiene hecho. Probablemente sería maravilloso un mundo donde todos acatásemos la autoridad sin dudar. Pero no es así. Joda a quien joda. Y ahí está ese italiano con mala baba -Maquiavelo- que malgastó toda su vida en entender el origen de la autoridad. Cómo mandar y que te hagan caso.

¿Por qué hace años se obedecía y ahora no? Por la capacidad del maestro para ejercer la fuerza. No es un mal argumento para ejercer la soberanía. El miedo. Pero por suerte o por desgracia, actualmente maltratar a un menor es delito. Así que el amigo Maquiavelo y yo recomendamos optar por la vía del respeto. Un buen líder (y un profesor a fin de cuentas no es más que eso; el líder de una clase) necesita ser respetado y para eso es imprescindible garantizar que es un buen profesional.

Actualmente el sistema fomenta que el personal docente sea inepto. Los profesores de secundaria que provienen de titulaciones no enfocadas a dar clase suelen profesionales que no han encontrado el trabajo que querían (nadie, o casi nadie, estudia 5 años de ingeniería para desasnar a un mocoso). La carrera de magisterio es una de las más fáciles que existen. De hecho muchos estudiantes eligen asignaturas de pedagogía para agotar créditos de libre configuración porque el aprobado está prácticamente regalado.

Así que, de la misma forma que Rajoy consolidará su liderazgo en el PP el día en que gane unas elecciones, los profesores serán respetados el día en que se garantice su valía.

Con esto espero haber contestado convenientemente a las objeciones de Cronwell -y las múltiples personalidades con las que escribe sus textos en los que mezcla, segunda persona, primera y plural mayestático sin explicación aparente- sobre mi anterior entrada.

domingo, septiembre 20, 2009

Luego que les pierden el respeto...

O esa, la tonta de la clase, tan tonta que se metió a magisterio. Es esa la que está cuidando a tu pigmeo. Sí. Son esos, la créme de la crème, oye. Esa es la peña a la que se enfrenta tu crío todos los putos días. Los que pierden los papeles a la mínima. Que a duras penas tienen una idea del temario que imparten.

La democracia tiene un problema de base. Los idiotas votan. Eso les hace intocables. Y así nos va. Los políticos no pueden ir a la raíz de los problemas. Eso explica que todas las soluciones que se busquen para la educación en España pasen por nuevas y más estúpidas legislaciones. Todo con tal de sortear a un votante imbécil.

Ahora resulta que la clave está en restaurar la autoridad del profesor. Y eso se resuelve, según parece, reconociéndole nuevos poderes. Nadie se pregunta por qué el personal docente pierde el respeto de sus alumnos. Y no será porque no es una respuesta fácil de encontrar. Pásate por cualquier facultad de magisterio y me cuentas.

Y es que quien sabe, hace, y quien no, enseña. Detrás de un mal profesor suele haber un profesional frustrado –descontando las honrosas excepciones, que las hay-. El lumbrera que después de terminar química no encontró currelo donde le molaba. Y se vio resignado a terminar desasnando a cuatro capullos de secundaria.

Sí, es ese, el más idiota de todos, el que le está inculcando las matracas a tu hijo. O esa, la tonta de la clase, tan tonta que se metió a magisterio. Es esa la que está cuidando a tu pigmeo. Sí. Son esos, la créme de la crème, oye. Esa es la peña a la que se enfrenta tu crío todos los putos días. Los que pierden los papeles a la mínima. Que a duras penas tienen una idea del temario que imparten. Que no necesitan a ningún cabroncete de quince tacos para amargarse su existencia porque ya traían la mala baba de casa.

¿Entiendes ahora porque tu niño se pasa por el forro lo que le mandan en clase? ¿Y entiendes por qué es más fácil recurrir al topicazo de la mano dura, no? La educación es importante pero más aún no perder ningún voto, aunque venga de un imbécil.

martes, septiembre 15, 2009

A ver, chaval...

Que confundas ser laico con ser rojo-masón, que me vengas llorando porque los mariquitas puedan casarse o que ese “derecho a vivir” que tanto parece importarte, te la pele cuando se trata, por ejemplo, del de las víctimas de ETA humilladas por el clero vasco o los homosexuales residentes en países islámicos.

A ver, chaval, ya sabes que me refiero a tí así que no hace falta ni que te nombre. Seguro que te vas a dar por aludido en seguida porque estarás encantadísimo de haberte conocido. Que en tu círculo tienes una caterva de fans que ni el fulano del “contigo no bicho”. Sí. Eres el tío que me ha mandado (a mí y a otros tantos) ese mail de Hazte Oir en el que dices que Rajoy es un cobarde, gallina y capitán de las sardinas porque dice que no va a ir a la manifa antiabortista que habéis montado tú y tus colegas.

Mira, por mí como si te la picas. Pero reconozco que me los has inflado. ¿Sabes? Hay poquitas cosas que me los toquen. Insultar a mi inteligencia es una de ellas. Y tú lo has hecho. Tú y, en general, todo ese ciber-chiringuito de teofachas que tienes plantado que, por no llegar, no llegan ni a meapilas.

Primero porque el hecho de que Rajoy haya dicho públicamente que está en contra de la ley del aborto que quiere sacar la niña-florero del gobierno -tan inepta ella que ni siquiera sabe de su condición de vegetal político- ya convierte tu causa en algo completamente inocuo. Mariano no se moja. Y no se posiciona de ninguna forma si no sabe que lo que dice es el cociente exacto de las distintas vertientes de la opinión pública.

Así que, que me vengas dándotelas de revolucionario machote por decir algo que reivindican incluso en Génova –sin necesidad de sentarse contigo- ya es motivo para mandarte a tomar por culo. Siento defraudarte pero ser antiabortista no es políticamente incorrecto.

Lo que sí puede acojonar es el plumero que se ve detrás de tu rollito “prolife boy”. Ya sabes. Que confundas ser laico con ser rojo-masón, que me vengas llorando porque los mariquitas puedan casarse o que ese “derecho a vivir” que tanto parece importarte, te la pele cuando se trata, por ejemplo, del de las víctimas de ETA humilladas por el clero vasco o los homosexuales residentes en países islámicos. Entiendes ahora por qué si yo fuera Rajoy hubiera hecho lo mismo ¿no?

Porque, además, no sólo restas votos sino que además los pocos que ayudas a conseguir los cobras. Y a cojón de obispo. Nunca mejor dicho.

Así que puede que haya quien pique. Y se crea que, aunque sólo te cuelgues la escarapela de provida cuando te conviene, eres de fiar. Pero a mí no me la das. Tal vez no sean muchos años metido en esto pero son suficientes para calarte. Y por eso, colega, me saca de mis casillas que me tomes por imbécil. Y te pienses que yo también me trago tus ínfulas de libertador salvaniños. Porque yo tampoco voy a ir con tu basca a la manifa del 17 de octubre. Y paso de que luego me vengas con que soy otro maricomplejines, ateo y medio bujarra. Y te lo pongo aquí bien claro porque sé que, aunque no me comentes, me vas a leer.

domingo, septiembre 06, 2009

Musulmanas moderadas, o algo parecido...

Sin advertirlo, estaban adoptando las costumbres de una sociedad abierta. Y mientras dibujaba a la mora de marras pensaba si no estaría ante una nueva generación de inmigrantes que ya están integrados en nuestra cultura. Que no necesitan que venga ningún gilipollas a explicarlas lo que es la democracia, los derechos o su putísima madre.

Iba en el metro camino de Chamartín. Diez de la noche y los Credence sonando del iPod del tío que tenía al lado. En Cuatro Caminos subieron un grupo de dos chicas y un chico. Por la pinta y el acento diría que eran brasileños rozando la mayoría de edad. Nada más se sentaron les empecé a dibujar.

Podría escribir una tesis con las diferentes reacciones de la gente cuando se dan cuenta de que les están retratando. En este caso levantaron la mirada en seguida, me sonrieron y una de las niñas me pidió que “sacara a su amiga guapa”. Después me pidió que se lo dedicara.

Eran marroquíes aunque ninguna de las chicas llevaba velo. Me quedé con la pregunta en la punta de la lengua pero después me la respondí solo. Justo cuando me dijeron que llevaban en España desde 3º de Primaria y que este año empezaban la carrera. En ese momento me pareció escuchar un crujido. Debían ser los huesos del profeta revolviéndose en su tumba.

Me lo contaban con toda la normalidad. Y yo me acordaba de ese artículo de Robert Spencer en el que se preguntaba dónde están los musulmanes moderados. Los tenía delante aunque no lo llevaran escrito en la cara. De hecho probablemente no supieran que lo eran y en su fuero interno siguieran cagándose en la puta que parió a Occidente.

Lo cierto es que, sin advertirlo, estaban adoptando las costumbres de una sociedad abierta. Y mientras dibujaba a la mora de marras pensaba si no estaría ante una nueva generación de inmigrantes que ya están integrados en nuestra cultura. Que no necesitan que venga ningún gilipollas a explicarlas lo que es la democracia, los derechos o su putísima madre. Que si los Beatles y la minipimer terminaron por cargarse el nacional-catolicismo, Shakira y los iPod se sirven solos para competir con la represión islámica.

jueves, septiembre 03, 2009

¿Hasta cuanto bajará el precio de la vivienda?

Siempre que se puedan seguir dando hipotecas a cuarenta años se podrán vender casas. Y no serán ni las constructoras ni las entidades financieras las que pidan que se les acabe el chollo. Así que Jesús Encinar no es tonto. La vivienda seguirá cayendo pero ¿Hasta cuando?

Jesús Encinar ha decidido ponerse a buscar piso en propiedad. Tiene su gracia. Se trata del CEO de uno de los mejores negocios surgidos a partir del boom inmoviliario; idealista.com. Y sin embargo ha estado viviendo de alquiler durante años. No sería por falta de guita. Ni de información. Cuestión de sentido común, supongo.

Pero lo cierto es que es ahora cuando quiere comprarse una casa. No han faltado los analistas que han visto la noticia como un síntoma del desplome del precio del suelo. Y del que se avecina. Y es un hecho. Los pisos cuestan menos no sólo porque la demanda haya caído sino porque los bancos se han hecho con un stock de propiedades que, como tal, no valen un carajo. Necesitan venderlas. Como sea. Pero ¿Hasta qué punto pueden abaratar la vivienda?

O lo que es lo mismo ¿Por qué llegó a costar tanto? Esta es fácil de responder; la gente estaba dispuesta a comprarlas. ¿Y por qué estaba dispuesta a comprarlas? Porque si bien no tenían el suficiente dinero, los bancos podían conceder préstamos a cuarenta años.

¿Y por qué podían conceder los bancos préstamos a cuarenta años? A priori el riesgo es inaceptable. En casi medio siglo pueden ocurrir miles de cosas. El endeudado puede morir, quedarse en paro o, simplemente, perder poder adquisitivo. Si el dinero fuera algo estable, ningún botín de tres al cuarto se la jugaría. Pero la realidad es en la economía actual se pueden meter más o menos monedas. El Banco Central Europeo tiene el monopolio de emisión. Y eso sirve para minimizar riesgos. Ganan todos menos el gilipollas que se hipoteca.

Parece de coña pero el dinero es gratis (-¿Te das cuenta ahora, Fonseca?-, -Pues no pero hoy venía a cuento decirlo-). Y cuando los bancos lo necesitan, se imprime más. De esta forma se pudo subir el precio de las casas. Y por eso ahora, por mucho que caiga la demanda, el sistema es el mismo. Siempre que se puedan seguir dando hipotecas a cuarenta años se podrán vender casas. Y no serán ni las constructoras ni las entidades financieras las que pidan que se les acabe el chollo. Así que Jesús Encinar no es tonto (De eso tampoco me doy cuenta ahora pero también venía a cuento). Y la vivienda seguirá cayendo pero ¿Hasta cuando?

miércoles, septiembre 02, 2009

Prostitución, mercados perfectos y Batiburrillo

Que el del sexo no es un mercado perfecto. Falta información. Cuando uno baja a la panadería sabe que la barra cuesta 0,50€. Pero nadie dice “subir a mi habitación supone dos horas de cortejo, un par de copas y que cumplas x requisitos”. Es un precio que hay que intuir. Y eso convierte el intercambio en un juego puñeteramente difícil.

Después de llevar meses sin postear cuesta retomar algo de ritmo bloggero. Por suerte Carlos me ha echado un cable lanzándome un buen tema para discutir con él; la prostitución. Para quien no le haya leído, su argumento se basa en que el hombre es de naturaleza más promiscua que la mujer y por tanto tiene una mayor necesidad de sexo. Eso explica que históricamente se haya considerado el puterío como una profesión femenina. Y que es un sector que “tocará a su fin, cuando las “necesidades” masculina y femenina se equiparen”.

Si Carlos tuviera razón no existirían gigolos. Ni mucho menos prostitución homosexual. A fin de cuentas, si los hombres tienen el mismo nivel de deseo ¿Por qué iban a pagar por lo algo que podrían conseguir gratis?

La respuesta es que el sexo siempre tiene un precio aunque no sea en dinero. Las emociones también son una moneda de cambio. Y como en el resto de mercados, cada uno pone sus tarifas. ¿Cuál es la diferencia entonces entre conseguir echar un polvo o comprar el pan?

Que el del sexo no es un mercado perfecto. Falta información. Cuando uno baja a la panadería sabe que la barra cuesta 0,50€. Pero nadie dice “subir a mi habitación supone dos horas de cortejo, un par de copas y que cumplas x requisitos”. Es un precio que hay que intuir. Y eso convierte el intercambio en un juego puñeteramente difícil.

La prostitución no es más que una isla de transparencia. La hora con Loly cuesta 300€. Punto. Y ese es el verdadero valor del sexo profesionalizado; la facilidad para acceder a la información... para el que le gusten las cosas fáciles. Y eso puede incluir tanto a hombres como a mujeres.