miércoles, junio 06, 2007

Justicia camaleónica


Justo un día después de que ETA anuncie el fin del alto el fuego, Iñaki de Juana Atxaos es trasladado a prisión de nuevo. ¡Manda cojones! Las cosas de palacio van despacio… ¡ Cuando interesa que vayan despacio!

No ver ninguna relación entre la vuelta a las armas de los terroristas y el endurecimiento de la pena del etarra no es pecar de inocente, simplemente es ser un incondicional defensor del gobierno. Un sectario.

Resulta que hace meses enviaban a de Juana a arresto domiciliario, previo paso por el hospital debido al mal estado de salud que el mismo se había provocado para chantajear, con notable éxito, al gobierno. Manifestaciones, malestar social y desconcierto; la opinión pública estaba que trinaba. Sin embargo, la cosa siguió adelante hasta que hace ya varias semanas se recuperó. Todos pudimos ver unas imágenes donde se veía al asesino pasear tranquilamente y por su propia pata por los alrededores del hospital donde estaba “recluido”. Entonces vino la duda ¿Qué hacemos ahora con este tipo? ¿Lo volvemos a meter en la cárcel, le indultamos o le ponemos en arresto domiciliario?
El fin de la tregua de ETA y por tanto, (esperemos) de todo deseo de negociación por parte del gobierno con la banda ha terminado por decidir a una justicia que parece ser todo menos independiente. Si antes merecía arresto domiciliario ¿Por qué ahora le mandamos a la cárcel?

¿Cómo podemos aceptar que la pena que se le impone a un individuo, sea cual sea su delito, dependa de factores externos? ¿Si la tregua hubiera proseguido, de Juana habría sido indultado?

En cualquier caso ¿Por qué debería influir la postura de ETA ante el caso de de Juana Chaos? ¿No podría ser que el de Iñaki sea el rostro de todos los presos terroristas que han estado sobre la mesa como moneda de cambio de una supuesta negociación ocultada a la opinión pública entre ETA y el gobierno?

Una vez más nos encontramos ante un caso de justicia arbitraria, que vende su independencia para ponerse al servicio del ejecutivo o que le permite meter las narices hasta donde quiere. No se si Montesquieu habrá muerto del todo pero está claro que hace tiempo que no se le ve el pelo.