domingo, julio 04, 2010

¡Mi blog cumple 4 añitos!

Alcohol de Quemar cumple 4 años. 4 años de polémicas con muchos lectores, con asociaciones, lobbies y organizaciones de todo tipo. 4 años de disgustos pero también de alegrías. Durante este tiempo he podido aprender a pensar y a expresarlo de forma elocuente.

Quise empezar con esto un 4 de Julio de 2006. Me gustaba el simbolismo que encerraba. Además, siempre he sido muy malo con esto de las fechas, así que era la mejor forma de no olvidarme de mi cumpleaños blogger.

Alcohol de Quemar cumple 4 años. 4 años de polémicas con muchos lectores, con asociaciones, lobbies y organizaciones de todo tipo (incluso un aviso de menores a la entrada de la web). 4 años de disgustos pero también de alegrías. Durante este tiempo he podido aprender a pensar y a expresarlo de forma elocuente. Pocas veces se dice pero tener un blog es una de las experiencias más formativas.

Así que el 4 de julio es importante para mí. Siempre lo digo. Se conmemora la primera revolución liberal. Tal vez la única. Cuando un grupo de americanos se independizaron, no para colocar a un nuevo tirano sino para ser realmente libres.

Mi blog ha pretendido ser siempre fiel a esos principios que inspiraron en su día a los rebeldes de las 13 colonias. A esa serpiente de cascabel agresiva con una leyenda que decía “¡No me pises!”.

A lo largo de los años he ido añadiendo nuevas “enmiendas” hasta poderme confeccionar un pequeño “libro de estilo” que sigo cada vez que escribo aquí. La fórmula no debe ir mal. Al menos, eso dice Google Analytics cada vez que actualizo.

Por eso ¡Feliz 4 de Julio! ¡Feliz cumpleaños!


viernes, julio 02, 2010

Esto es fascismo y no lo de Intereconomía

Acabo de descubrir que existen “anuncios ilícitos”. Y que el Ministerio de Industria puede multar a una televisión si emite uno de estos spots. Tal ha sido el caso de Intereconomía y su campaña contra el día del orgullo gay.

No faltará quien, después de leer este post, me tache de homófobo. De opusita irredento, incluso. Si es usted uno de esos, no hace falta que comente; se puede dar por insultado automáticamente. Basta echar un vistazo a este humilde blog para ver la “línea editorial” así que paso de justificarme.

Lo cierto es que hoy acabo de descubrir que existen “anuncios ilícitos”. Y que el Ministerio de Industria puede multar a una televisión si emite uno de estos spots. Tal ha sido el caso de Intereconomía y su campaña contra el día del orgullo gay.

Sobra dar mi opinión sobre el contenido de la misma. Lo que resulta chocante es que uno no pueda expresar la idea que le apetezca. La ley nos obliga a tragar. Y al que disiente se le sanciona con 100.000 euros.


Peor aún; que existe el concepto de “anuncio ilícito”. Es decir, que hoy es Intereconomía. Mañana, Dios sabe (¿podré decir la palabra “Dios” sin que me multen?).

Eso es fascismo. Y, lo siento, yo no voy a pedir disculpas.


Los sindicatas odian a Thatcher

Así quedó en evidencia el rollo mafia que se trae un sindicato. Que por debajo de esa representatividad está la panda matones. Los de los piquetes. Sí, esos. Los neonazis que animan los partidos de fútbol. Los que agitan el arbol o, en este caso, a Esperanza Aguirre.

Thatcher se ganó el odio de los sindicatas. A pulso. En 1980 les obligó a permitir el voto secreto para declarar huelgas. Nunca se lo han perdonado. Y es lógico; tan pronto se promulgó la ley, los paros se redujeron a la mitad.

Así quedó en evidencia el rollo mafia que se trae un sindicato. Que por debajo de esa representatividad está la panda matones. Los de los piquetes. Sí, esos. Los neonazis que animan los partidos de fútbol. Los que agitan el arbol o, en este caso, a Esperanza Aguirre. Y de paso, meten un par de hostias a los sindicatos de la competencia por “vendidos al PP”.

Así está Cándido, de inflarse a comer nueces.

Hablan de crear una “ley de huelgas”. Como si ahora estuviera permitido hostigar a los trabajadores. O como si fuera lógico que en una democracia se votara a mano alzada. Con un aparatchik apuntando bajas.

Y la solución es tan sencilla como aplicar los mismos principios a todos. Las mismas penas al que pega una paliza por motivos raciales que al que la pega por intereses “de clase”. Thatcher lo hizo y duró una década en el gobierno.