Morbo y tetas; poderosa combinación, la fórmula infalible para vender un buen producto de entretenimiento y conseguir que cuatro mamarrachos con aires de intelectuales se suban por las paredes.
Leo en el Norte de Castilla una entrevista a un profesor de comunicación audiovisual de la Universidad de Deusto que ha venido a dar no-se-cual conferencia a Valladolid (el nombre no me lo preguntéis, que ni me acuerdo). Habla de la prensa del corazón, que -para quien solo lee mi blog y vive ajeno al mundo de los medios-, es el tema favorito de todos los periodistas, comunicólogos y demás gilipollas con ínfulas de culturetas que quieren demostrar su pedigrí despotricando contra este tipo de productos con tantísimo éxito. ¿Las razones? Como siempre, irracionales. Que si es basura que no sirve para culturizar a la plebe, que si es un asalto a la intimidad de la gente, que si patatín, que si patatán. Pero esta vez, para mi sorpresa, veo que por primera vez un experto en comunicación dice algo coherente. “Si existe prensa y programas del corazón es porque la gente los consume, si queremos acabar con ella no tenemos más que dejar de verla”. ¡Con un par!
Para empezar, lo que hoy llamamos cotilleo, lleva existiendo desde que el mundo es mundo. Si analizamos cualquier programa rosa nos damos cuenta de que simplemente son narraciones de historias de amor y sentimientos. La única diferencia entre Romeo y Julieta y los folleteos de la modelo de turno es que los personajes de Shackespeare eran inventados y aquí hemos añadido el morbo de que es real. Nada más. ¿Qué hay de malo en eso?
Por supuesto, se trata de gente que cede su intimidad. Pero ¿A nadie se le ocurre pensar que cobran grandes sumas de dinero a cambio? Cuando alguien entra en el juego del periodismo rosa, lo hace voluntariamente. Se trata de gente que en la mayoría de los casos vive de contar sus cotilleos ¿A que se dedica si no Mar Flores? ¿Cuál es el oficio del hijo de la duquesa de Alba? Son personas que trabajan asistiendo a estos programas y dando espectáculo. Son muchos los famosos que no han querido entrar en el mundo del corazón y simplemente, no se les acosa.
Pero como vivimos en el país de la gilipollez, donde no se trata de ser sino de aparentar, nuestros intelectuales se echan las manos a la cabeza. Que un programa que consume mucha gente no puede ser bueno. Por supuesto que nadie se atreve a hablar de la prensa gratuita donde se confunde información seria con entretenimiento ni de lo puñeteramente fácil que es cambiar de canal y no ver “Aquí hay tomate” si no te gusta. Parece que nadie se ha parado a pensar que detrás de este tipo de productos hay un montón de profesionales que trabajan cada día por sacar cosas que interesen y que vendan, y que lo hacen cojonudamente bien. Claro, que es más fácil irse de putas y luego subirse al palco a hablar de castidad.
Leo en el Norte de Castilla una entrevista a un profesor de comunicación audiovisual de la Universidad de Deusto que ha venido a dar no-se-cual conferencia a Valladolid (el nombre no me lo preguntéis, que ni me acuerdo). Habla de la prensa del corazón, que -para quien solo lee mi blog y vive ajeno al mundo de los medios-, es el tema favorito de todos los periodistas, comunicólogos y demás gilipollas con ínfulas de culturetas que quieren demostrar su pedigrí despotricando contra este tipo de productos con tantísimo éxito. ¿Las razones? Como siempre, irracionales. Que si es basura que no sirve para culturizar a la plebe, que si es un asalto a la intimidad de la gente, que si patatín, que si patatán. Pero esta vez, para mi sorpresa, veo que por primera vez un experto en comunicación dice algo coherente. “Si existe prensa y programas del corazón es porque la gente los consume, si queremos acabar con ella no tenemos más que dejar de verla”. ¡Con un par!
Para empezar, lo que hoy llamamos cotilleo, lleva existiendo desde que el mundo es mundo. Si analizamos cualquier programa rosa nos damos cuenta de que simplemente son narraciones de historias de amor y sentimientos. La única diferencia entre Romeo y Julieta y los folleteos de la modelo de turno es que los personajes de Shackespeare eran inventados y aquí hemos añadido el morbo de que es real. Nada más. ¿Qué hay de malo en eso?
Por supuesto, se trata de gente que cede su intimidad. Pero ¿A nadie se le ocurre pensar que cobran grandes sumas de dinero a cambio? Cuando alguien entra en el juego del periodismo rosa, lo hace voluntariamente. Se trata de gente que en la mayoría de los casos vive de contar sus cotilleos ¿A que se dedica si no Mar Flores? ¿Cuál es el oficio del hijo de la duquesa de Alba? Son personas que trabajan asistiendo a estos programas y dando espectáculo. Son muchos los famosos que no han querido entrar en el mundo del corazón y simplemente, no se les acosa.
Pero como vivimos en el país de la gilipollez, donde no se trata de ser sino de aparentar, nuestros intelectuales se echan las manos a la cabeza. Que un programa que consume mucha gente no puede ser bueno. Por supuesto que nadie se atreve a hablar de la prensa gratuita donde se confunde información seria con entretenimiento ni de lo puñeteramente fácil que es cambiar de canal y no ver “Aquí hay tomate” si no te gusta. Parece que nadie se ha parado a pensar que detrás de este tipo de productos hay un montón de profesionales que trabajan cada día por sacar cosas que interesen y que vendan, y que lo hacen cojonudamente bien. Claro, que es más fácil irse de putas y luego subirse al palco a hablar de castidad.
9 comentarios:
Completamente deacuerdo... Ramoncín cree que hay que prohibir todo... :)
Fonseca, no me jodas, comparar a la prensa rosa con Shakespeare.
Del tema, lo único que tengo que decir es que a mí la prensa rosa me parece una puta mierda, y en consecuencia, no la consumo.
El bienestar, la riqueza y la paz en el mundo se sostienen sobre millones de demandas de unos individuos que a otros individuos les parecen absurdas o estúpidas. Cada uno de nosotros puede conocer, ergo puede conceptualizar, ergo puede valorar. Es el ejercicio individual de valoración lo que mantiene al hombre vivo y a la civilización en pie.
"Cuando alguien entra en el juego del periodismo rosa, lo hace voluntariamente."
El problema es cuando NO ES voluntariamente.
Hay de todo en la viña del señor.
Estoy de acuerdo contigo, pero si no existiera la prensa de qué se iba a hablar. Hay que pensar (sin ser clasista en esta vida) que tipo de gente consume eso, esta claro que un porcentaje alto es gente con un nivel cultural medio-bajo.
La prensa del corazón es el "circus" de la sociedad actual, el "panem" hay que buscarlo.
Fonseca, pásate por el estanco que tienes que responder a una cuestión política.
"veo que por primera vez un experto en comunicación dice algo coherente. “Si existe prensa y programas del corazón es porque la gente los consume, si queremos acabar con ella no tenemos más que dejar de verla”."
Por primera vez? Creo que quien vive alejado de los medios de comunicacion eres tu, pues eso no es nada nuevo. De hecho se ha dicho siempre: para mi el problema de la prensa rosa no es que se produzca, sino que se consuma, lo que saca a relucir los intereses de nuestro amado pueblo (y eso no es nada, los britanicos nos superan con mucho) que se suelen limitar a futbol, tetas, famosos (la palabra que mas mal ha hecho a la cultura en nuestro pais) y dietas bajas en calorias. Como dice Pablo Alvarez un poco mas arriba: circo.
Por cierto, he de recalcar que la prensa rosa me parece una basura carente de todo decoro.
Como dice un amigo mio, aparentar tiene mas letras que ser.
Por otro lado, no hay que olvidar la responsabilidad de los actos, el principio de autonomía, y otra serie de asuntos. Ah, y la etiología de los cotilleos, que no es moco de pavo.
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