Los derechos humanos son principios falibles como cualquier otro y precisamente por eso, no podemos aceptarlos como dogmas de fe que haya que inculcar a todos los niños. La pluralidad es crucial en una sociedad libre.
Educación para la Ciudadanía se presenta como una asignatura para crear una conciencia en los alumnos, fomentar el respeto por los derechos humanos y todos esos valores que de forma consensuada se entienden como buenos. ¿Qué problema hay? Es adoctrinamiento, sí, pero en valores defendidos y defendibles (quiero ceñirme únicamente a los valores consensuados socialmente).
Los derechos humanos son una declaración irrenunciable. Imprescindibles para cualquier sociedad ¿Quién puede estar en contra del derecho a la vida, al nombre, etc…? Sin embargo, por muy partidarios de ellos que seamos, no dejan de ser falibles como cualquier otro principio. ¿Alguien puede asegurar que en unos años no caigamos en la cuenta de estar defendiendo en realidad, unas barbaridades? De buenas a primeras parecen declaraciones completamente lógicas. Y sí, la lógica es exacta ¡Pero los que la ejecutan no! De la misma forma que aunque las matemáticas sean extremadamente precisas, un científico puede “olvidarse de que se llevaba una” y enunciar razonamientos equivocados. ¡No podemos estar seguros de nada!
Así que nadie puede tener la completa certeza de que los derechos humanos sean “la verdad absoluta”. Y precisamente por eso, es por lo que no podemos cerrar la puerta a otros principios. Es necesaria una sociedad libre, donde todos los valores puedan tener las mismas oportunidades para no cometer terribles errores. Y por eso, si adoctrinamos a todos los niños con el mismo catecismo, estamos contribuyendo a la autodestrucción de los derechos humanos. Porque tienden a estancarse. Se cierran a posibles mejoras ¿Cómo puede ponerse en tela de juicio algo que ya se entiende como un axioma indiscutible?
No podemos estar seguros de nada. No podemos educar a ciudadanos en base a un único código moral porque estamos eliminando la pluralidad. Esa que tanto defiende nuestro propio catecismo a difundir y que es esencial para una sociedad libre. Por la propia supervivencia de los derechos humanos, lo mejor es dejarlos siempre abiertos a mejoras y para eso, la mejor forma es permitir que haya variedad de opiniones. Educación para la ciudadanía va a crear creyentes, no críticos.
Educación para la Ciudadanía se presenta como una asignatura para crear una conciencia en los alumnos, fomentar el respeto por los derechos humanos y todos esos valores que de forma consensuada se entienden como buenos. ¿Qué problema hay? Es adoctrinamiento, sí, pero en valores defendidos y defendibles (quiero ceñirme únicamente a los valores consensuados socialmente).
Los derechos humanos son una declaración irrenunciable. Imprescindibles para cualquier sociedad ¿Quién puede estar en contra del derecho a la vida, al nombre, etc…? Sin embargo, por muy partidarios de ellos que seamos, no dejan de ser falibles como cualquier otro principio. ¿Alguien puede asegurar que en unos años no caigamos en la cuenta de estar defendiendo en realidad, unas barbaridades? De buenas a primeras parecen declaraciones completamente lógicas. Y sí, la lógica es exacta ¡Pero los que la ejecutan no! De la misma forma que aunque las matemáticas sean extremadamente precisas, un científico puede “olvidarse de que se llevaba una” y enunciar razonamientos equivocados. ¡No podemos estar seguros de nada!
Así que nadie puede tener la completa certeza de que los derechos humanos sean “la verdad absoluta”. Y precisamente por eso, es por lo que no podemos cerrar la puerta a otros principios. Es necesaria una sociedad libre, donde todos los valores puedan tener las mismas oportunidades para no cometer terribles errores. Y por eso, si adoctrinamos a todos los niños con el mismo catecismo, estamos contribuyendo a la autodestrucción de los derechos humanos. Porque tienden a estancarse. Se cierran a posibles mejoras ¿Cómo puede ponerse en tela de juicio algo que ya se entiende como un axioma indiscutible?
No podemos estar seguros de nada. No podemos educar a ciudadanos en base a un único código moral porque estamos eliminando la pluralidad. Esa que tanto defiende nuestro propio catecismo a difundir y que es esencial para una sociedad libre. Por la propia supervivencia de los derechos humanos, lo mejor es dejarlos siempre abiertos a mejoras y para eso, la mejor forma es permitir que haya variedad de opiniones. Educación para la ciudadanía va a crear creyentes, no críticos.
3 comentarios:
Entonces la libertad inviolable y propia de cada persona también es por esa lógica un principio que puede ser "falible".
Ese pensamiento es el que llevó a muchas ideologías a sus medios más despreciables. Si no afirmamos ciertos derechos y libertades, llegaremos al "todo vale".
Puede que la libertad individual sea un principio falible. Pero no cabe duda en que es un principio abierto. Escucha el relato de "El Ceniciento", siendo libre se puede escoger voluntariamente la esclavitud. Siendo esclavo no se puede ser libre.
Esa es la diferencia. Y sí, todo principio puede ser válido siempre y cuando no impida el desarrollo de los demás. No agresión.
Fonseca
Algunos contenidos de EpC:
-Los oyentes de la cadena COPE son una parte de la sociedad ideológicamente enferma y moralmente corrompida.
-Los gitanos son parásitos.
-Las chicas deben de perder la virginidad antes del matrimonio para no ser siervas de un sinfín de prejuicios y costumbres machistas.
-La verdad no existe puesto que es fruto del acuerdo o del consenso. El que afirme que la verdad existe es un fundamentalista y un enemigo de la libertad.
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