viernes, marzo 12, 2010

Hasta siempre, Miguel Delibes


Valladolid no te olvida...

martes, marzo 02, 2010

Gracias, Willy Toledo

Sólo te pediría un favor; sigue así. Continúa irritando al ciudadano de a pie con tu supuesto compromiso social. No dejes de cobrar subvenciones y de fomentar espectáculos tan megalómanos como elitistas.

Supongo que te la pela si te digo que me caes gordo. No obstante, ganarte mi ojeriza con sólo un par de declaraciones tiene su mérito. Así que enhorabuena. No es fácil sintetizar en tan poco tiempo tantas cosas que me repatean. Pocas veces se ve un ataque tan explícito a los disidentes de la dictadura castrista. Mucho menos una defensa del mismo.

Así que congratulations y, sobretodo, muchísimas gracias. Da gusto toparse con tanta sinceridad así, tan de repente. Estas perlas se guardan en las hemerotecas para reutilizarlas en un futuro. Ya sabes, cuando la Castro family and friends tengan que salir de la isla con los huevos por corbata. Suponiendo que los conserven.

Tras la caída de la Unión Soviética, los partidos comunistas europeos renegaron de sus antiguos vínculos con el Kremlin. Tú no serás menos. A nadie le gusta apoyar a un dictador derrocado. Afortunadamente, joyitas como la tuya permanecerán en el tiempo para dar testimonio de que todos los tiranos tienen a su jarcia de peinapollas haciéndoles los coros en los países democráticos.

Pero más allá de eso, tengo que darte las gracias por desacreditarte. Por representar con semejante elocuencia a esa jarcia de artistas sin público que pululan por la escena socio-política con una estomagante superioridad moral. Porque gracias a ti, tu colectivo está cada vez peor valorado.

Sólo te pediría un favor; sigue así. Continúa irritando al ciudadano de a pie con tu supuesto compromiso social. No dejes de cobrar subvenciones y de fomentar espectáculos tan megalómanos como elitistas. Con un poco de suerte, algún día los partidos de izquierdas tendrán que disculparse públicamente por haberos usado como palmeros para sus mítines.



lunes, marzo 01, 2010

El bien común

¿Dónde termina el bienestar general y empiezan los legítimos intereses individuales? ¿Qué sentido tiene la excesiva preocupación por el “bien común” en una sociedad donde, se supone, cada persona es dueña de su destino?

Tan típico –y estúpido- como el beso de rigor a un crío es que los políticos en sus discursos, apelen al bien común. En parte puedo entenderlo. Gobernar para todos supone tratar de poner los instrumentos del Estado a favor del ciudadano.

Ahora bien ¿Dónde termina el bienestar general y empiezan los legítimos intereses individuales? ¿Qué sentido tiene la excesiva preocupación por el “bien común” en una sociedad donde, se supone, cada persona es dueña de su destino?

Especialmente en un partido como el popular, cuyos principios programáticos giran –al menos sobre el papel- en torno al individuo, tal vez lo más coherente sería procurar que el bien común no sirva de pretexto para anular nuestras aspiraciones particulares.