Estar a favor o en contra de la legalización o la despenalización de las drogas es un debate recurrente. Pero ¿Qué pasaría si de verdad, se sacara a la luz el mercado de estupefacientes? ¿Quiénes saldrían perjudicados y quienes beneficiados?
Estábamos en época de elecciones autonómicas. Primavera del 2007 en Valladolid. Me fumaba un truja con el conductor del autobús de campaña mientras circulábamos por las calles de la ciudad con el himno del PP a toda hostia. Hablábamos de las drogas y le contaba mis ideas sobre por qué deberían ser legales.
“Si tienes razón, Fonseca, pero no hay políticos con pelotas para hacer eso. Hay mucho cabrón que sale ganando con que todo ese mercado siga oculto. Y es demasiada pasta como para hacer el gilipollas, esta gente no se anda con manifestaciones…”
¡ Que razón tenía! Y es que ¿Qué pasaría si un día se despenalizara el mercado de drogas? De repente saldría a la luz una estructura de narcotraficantes, camellos, proveedores. Gente que en su puta vida ha oído hablar del concepto “control de calidad” porque nunca lo ha necesitado. Porque el cliente normal va a comprar farlopa al primer camello que encuentre. Que con la pasma pegándose a tu culo no es fácil andar buscando al que te venda la mejor droga. Los proveedores lo saben y por eso ¿Qué ganas tienen de molestarse en sacar un buen producto? Les vale con vender cualquier mierda que más o menos pegue un colocón aceptable.
De la noche a la mañana, todo ese mercado que tanto dista de ser perfecto y que sobrevive gracias al desconocimiento del consumidor se destapa. Ahora el cliente puede buscar el mejor vendedor. Y no tiene que andar mucho porque comprar farlopa de tal o cual marca es tan fácil como bajar a por tabaco. De cara al público todo está de puta madre; ahora ya existe competencia y por tanto todos se pegan por sacar la mejor droga al mejor precio. Pero ¿Qué pasa entre bambalinas? El mafioso que compraba un kilo de coca y la cortaba con diez de yeso consiguiendo unos beneficios del copón de la baraja ve cómo tiene que trabajar más para ganar menos. Más que nada porque si no, se le come el otro traficante. Y ya no vale con mandar a cuatro rumanos a hacer relaciones públicas. Entre otras cosas porque ahora tiene una imagen corporativa que guardar. Y las guerras empresariales no contribuyen, precisamente, a mejorarla.
Solamente saldrían a flote los gangsters que, como Frank Lucas –el protagonista de American Gangster-, tuvieran una mentalidad empresarial y unos principios desde el primer momento. La pregunta es ¿Cuántos hay como él? ¿Os podéis imaginar la cantidad de mafiosos gañanes que se irían a pique? Y con ellos, sus matones, sus empleados y las redes de camellos. Porque en un mercado descubierto, no se recurre a técnicas de marketing de tan mal gusto como que llegue un yonki malhumorado a venderte nada.
Así que paro para algunos, más trabajo para otros, y menos beneficios, y mucha competencia, poka diversión. No daría mucho por el cuello del tío que decida emprender una campaña para despenalizar las drogas…
Estábamos en época de elecciones autonómicas. Primavera del 2007 en Valladolid. Me fumaba un truja con el conductor del autobús de campaña mientras circulábamos por las calles de la ciudad con el himno del PP a toda hostia. Hablábamos de las drogas y le contaba mis ideas sobre por qué deberían ser legales.
“Si tienes razón, Fonseca, pero no hay políticos con pelotas para hacer eso. Hay mucho cabrón que sale ganando con que todo ese mercado siga oculto. Y es demasiada pasta como para hacer el gilipollas, esta gente no se anda con manifestaciones…”
¡ Que razón tenía! Y es que ¿Qué pasaría si un día se despenalizara el mercado de drogas? De repente saldría a la luz una estructura de narcotraficantes, camellos, proveedores. Gente que en su puta vida ha oído hablar del concepto “control de calidad” porque nunca lo ha necesitado. Porque el cliente normal va a comprar farlopa al primer camello que encuentre. Que con la pasma pegándose a tu culo no es fácil andar buscando al que te venda la mejor droga. Los proveedores lo saben y por eso ¿Qué ganas tienen de molestarse en sacar un buen producto? Les vale con vender cualquier mierda que más o menos pegue un colocón aceptable.
De la noche a la mañana, todo ese mercado que tanto dista de ser perfecto y que sobrevive gracias al desconocimiento del consumidor se destapa. Ahora el cliente puede buscar el mejor vendedor. Y no tiene que andar mucho porque comprar farlopa de tal o cual marca es tan fácil como bajar a por tabaco. De cara al público todo está de puta madre; ahora ya existe competencia y por tanto todos se pegan por sacar la mejor droga al mejor precio. Pero ¿Qué pasa entre bambalinas? El mafioso que compraba un kilo de coca y la cortaba con diez de yeso consiguiendo unos beneficios del copón de la baraja ve cómo tiene que trabajar más para ganar menos. Más que nada porque si no, se le come el otro traficante. Y ya no vale con mandar a cuatro rumanos a hacer relaciones públicas. Entre otras cosas porque ahora tiene una imagen corporativa que guardar. Y las guerras empresariales no contribuyen, precisamente, a mejorarla.
Solamente saldrían a flote los gangsters que, como Frank Lucas –el protagonista de American Gangster-, tuvieran una mentalidad empresarial y unos principios desde el primer momento. La pregunta es ¿Cuántos hay como él? ¿Os podéis imaginar la cantidad de mafiosos gañanes que se irían a pique? Y con ellos, sus matones, sus empleados y las redes de camellos. Porque en un mercado descubierto, no se recurre a técnicas de marketing de tan mal gusto como que llegue un yonki malhumorado a venderte nada.
Así que paro para algunos, más trabajo para otros, y menos beneficios, y mucha competencia, poka diversión. No daría mucho por el cuello del tío que decida emprender una campaña para despenalizar las drogas…
7 comentarios:
"Porque el cliente normal va a comprar farlopa al primer camello que encuentre. Que con la pasma pegándose a tu culo no es fácil andar buscando al que te venda la mejor droga".
Ahí creo que estás equivocado. La mayoría de consumidores habituales, o no tan habituales (fines de semana y fiestas de guardar) tienen a sus camellos perfectamente localizados y conocidos, y sabes quién les va a dar algo bueno y quién les va a vender basura. De hecho la presión policial sólo existe para los grandes narcotraficantes, pero a nivel de consumidor es muy fácil conseguir algo sin que haya el menor problema con la policía, simplemente teniendo los contactos adecuados. No me refiero al chavalín que se compra para un porro, sino a la gente que está ya habituada al consumo.
La mafia es un tipo especifico de crimen organizado. El crimen es la invasión ilegitima de los derechos de propiedad ajenos. Un fabricante, vendedor o distribuidor de drogas no comete ninguna acción criminal. El crimen organizado trabaja este sector porque esta prohibido y a consecuencia de eso, como tú comentas, los beneficios son cuantiosos. Tambien lo hace con la prostitución y eso no los convierte en criminales.
Lo que si lo hace es la extorsión, el robo o el asesinato, actividades agresivas con respecto a los derechos de propiedad ajenos, contrarias a las leyes del estado (por esencia tambien agresivas y criminales), que muchos grupos en esos sectores, que sufren la persecución policial y carecen del derecho a acudir a un tribunal (por lo que deberá obtener la justicia por su cuenta, por la vía del hecho, fuera de las reglas civilizadas del Derecho) o a una agencia de "seguridad legal", por lo que si uno quiere proteger su negocio debera recurrir al mercado negro de seguridad (como es lógico y deseable)
A donde quiero llegar es a que esa equiparación que haces entre crimen y trafico de drogas es meramente circunstancial y esta causada por la prohibición. Además no es completamente cierta, nadie se convierte en un criminal por vender sustancias ilegales a consumidores que la adquieren voluntariamente, si no por las actividades agresivas de derechos ajenos que pudiera desarrollar.
Por otra parte, el crimen organizado no tendría porque innovar ante el final de la prohibición, lo más probable es que abandone ese sector como hizo con el alcohol tras el final de la ley seca, quedando en manos de personas que no van a necesitar recurrir al mercado de la violencia agresiva para poder llevar su negocio.
Bardo Loco, no niego que un consumidor experto tenga localizados a sus camellos favoritos. Pero no me negarás que ir a una tienda legal, con sus productos expuestos en un mostrador y total libertad para cambiar de marca si no te gusta "la de siempre" no tiene ni punto de comparación con tener que buscar a un tio en los servicios de una discoteca pija y fiarte de su buen criterio.
Stewie, ¿realmente te crees que un mafioso va a aceptar perder un negocio tan lucrativo cmo el narcotráfico ilegal así, por las buenas? Lo siento pero mi imagen de gangster dista mucho del típico cabeza de familia responsable que se reuna con su familia para -en palabras del bueno de Auggie- cantar villancicos después de bendecir la mesa. alguien que no tiene problema en vender un producto tan dañino para el organismo (que si, cada uno es dueño de su cuerpo y puede hacer con él lo que quiera, pero un sinfín de gente muerta de sobredosis me induce a pensar que las drogas son jodidamente malas) no puede ser una hermanita de la caridad, precisamente.
Saludos.
Fonseca
Sí, la despenalización del comercio de narcóticos y sustancias prohibidas en general acabaría con varias inmoralidades, no sólo con la maldad en sí misma que es la prohibición de una relación entre comerciantes.
Por otro lado, los casos trágicos por el consumo de drogas podrían aumentar o disminuir. Es indiferente en la ética individualista. Los defensores del libre mercado no soñamos, en general, con un mundo idílico y armonioso de bienestar y felicidad para todos. Bienestar y felicidad... para quien satisfaga la demanda del mercado y, además, sea honesto -puesto que la auténtica felicidad es racional. La ética demanda responsabilidad. ¿Felicidad para los viciosos, para los que hacen imposible su felicidad? Ellos son responsables. Nadie más es responsable de una muerte por drogadicción que la mente que decidió entregarse al infierno. Tal es la naturaleza del vicio. La función redentora del Estado fomenta la irresponsabilidad y trata de paliar las consecuencias naturales de las malas elecciones. Esto es rebelión contra la naturaleza, contra la responsabilidad, contra la razón, contra la realidad. Esto es inmoral.
El "insolidario" que se niega a socorrer al incompetente que, por sus propias acciones, ha caído en desgracia, es en la moralidad de los positivistas -el altruismo es una invención positivista- un criminal, mientras que los auténticos criminales -terroristas, ladrones, asesinos...- son tratados con una indulgencia que no debe calificarse sino de traición.
Los prohibicionistas mantienen místicamente esta distorsión de la moral, junto con los progresistas pro-legalización cuya motivación para legalizar las drogas es la predicción de un buen resultado colectivo, y si sus predicciones no se cumplen pensarán que la realidad se ha equivocado.
Cuando los porhibicionistas discuten este tema con un individualista auténtico, están perdidos. Todas sus supuestas refutaciones son falaces al falsificar el mensaje del interlocutor. Cree permanentemente que está hablando desde la base mutuamente aceptada de la moralidad colectivista, como si estuviera hablando con un progresista, y no es capaz de comprender que la postura de su contertulio es de la firmeza moral que él no tiene y rechaza tener. Por eso exige compasión para los viciosos: él es uno de ellos.
hombre en caso de legalización los primeros damnificados serían los policías que ya no podrían fumar gratis...ayer mismo me "robaron" 30 euros en un decomiso totalmente de broma, porque digo yo, si requisan una pieza de hashis lo lógico es queme detengan o multen,loque quieran, pero en algún lado tendrá que quedar constancia de que hanrequisado, a quien etc. Pues no señores no, la mandanga al bolsillo del maero después de hacerte perder 20 minutos sometidos a intentos de acojone varios, como si uno fuera gilipollas y no supiera queno había delito ni falta castigable, pero enfin...
Por cierto, a Bardo loco le diré que eso de que "la presión policial sólo existe para los grandes narcotraficantes, pero a nivel de consumidor es muy fácil conseguir algo sin que haya el menor problema con la policía" es mentira. La policía es muy permisiva con los grandes negociantes a los que sólo arrea cuando quieren sumar puntos ante la opinión pública o cuando no cobran lo estipulado con el capo de turno. Por cuestiones de trabajo me he dejado caer por cárceles como Zuera, Soto del real,etc y están llenas de pringaos aprendices de capo enmarronados por ocho y diez años por sacarse un sobresueldo mercadeando a pequeña escala.
"no me negarás que ir a una tienda legal, con sus productos expuestos en un mostrador y total libertad para cambiar de marca si no te gusta "la de siempre" no tiene ni punto de comparación con tener que buscar a un tio en los servicios de una discoteca pija y fiarte de su buen criterio".
Desde luego, y no hablemos de la protección que supondría en cuanto a la protección del consumidor. Si te compras un jamón en mal estado puedes reclamar. Si te compras unos gramos en mal estado te jodes, y no tendría que ser así.
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