sábado, diciembre 22, 2007

Solbes come conejo (va sin doble sentido)

Ya puedo dormir tranquilo. Por fin contesto a tu meme, Patricia. No sin antes comentar mi opinión personal sobre Solbes y el conejo. Y prometo no hacer el chiste fácil aunque tenga que darme de cabezazos contra las paredes. Palabra.

Le preguntaron al ministro de economía “¿Cómo vamos a hacer la cesta de la compra en Navidad con esta inflación del copón de la baraja que tenemos?”. Y, coñas aparte, el Sr. Solbes no dijo ninguna bobada. “¡Hay que aprender a no derrochar!” Una verdad como un puño. Con dos cojones y un palo. Buscar alternativas más baratas al marisco como puede ser el conejo.

Y es que en esta España de los seis pecados capitales nos hemos acostumbrado al gasto desmesurado. Con treinta años ya queremos tener un pisito en propiedad, un coche fardón, ropa de marca, el ordenata de última generación (aunque nunca vayamos a sacarle todo el provecho) y un móvil de la hostia que haga fotos, vídeos y nos dé un gustirrinín que no veas cuando le ponemos en modo silencio y nos llaman. ¡Ah y por supuesto! Pimplarnos medio binladen al mes en salir todos los findes, que no digo yo que haya que ser abstemio (¡Dios me libre!) ni privarse del truja de rigor para acompañar con el trago, pero todos sabemos que se puede recortar presupuesto en ese sentido y no abandonar esos pequeños placeres de la vida. Claro, luego llegan las cuentas de fin de mes y nos vemos apurados. Que jodida está la vida. Y después viene el “puta sociedad”, el “capitalismo nos explota”, “semos mileuristas” y Papá-Estado, págame la hipoteca de la casa, subvencióname el carnet de conducir y ponme barato el caviar de esturión que si no estas navidades via quedar como Cagancho en las Ventas”.

Que sí, que todos tenemos derecho a hacer lo que nos salga con nuestro dinero. Obviamente no seré yo, precisamente, el que venga a decir lo contrario. Pero, precisamente por eso, seamos consecuentes con lo que hagamos. Que la guita no es infinita por mucho gobierno socialista-arregla-vidas que tengamos. Que no se trata de ser un tacaño sino, simplemente, de saber establecer prioridades en nuestras necesidades y no gastar por encima de nuestras posibilidades. Para eso no hace falta lecciones de ningún ministro ni Diós que lo fundó. Es sentido común. Le tendríamos más agudizado, eso sí, si no nos hubieran estado enseñando desde pequeñitos que ser irresponsable es bueno, que para solucionarte los problemas cuando metes la pata está Papaíto Estado. Pero más vale ir aprendiendo porque “lo que natura no da, Salamanca non presta”.

Otro tema es, eso sí, que manda cojones que sea Solbes el que nos lo diga para justificar su incapacidad para frenar la inflación. Y que quién pelotas se ha creído el barbudo este, para decirnos cómo tenemos que gastar el dinero. Que si queremos derrochar, es nuestra película. Cuando queramos un economista doméstico ya contrataremos a uno. Y usted, ministro de economía, dedíquese a lo suyo, que por lo que se ve no lo debe de estar haciendo muy bien. Estoy de acuerdo con el mensaje pero no con que lo diga quien lo dice.

Y bien, Patricia. Me pides que te diga qué gastos superfluos del Estado eliminaría para que los españoles no tengamos que recurrir a comer conejo esta Navidad. La verdad que me lo pones jodido porque la primera respuesta que se me ocurre es “privatizar todos los servicios públicos”. Claro, hay que ser más selectivo. Así que ahí voy:

1.- Las subvenciones culturales. Especialmente las del cine. ¿Quién coño fue el lumbrera que las puso? ¿Qué sentido tienen aparte de crear la red de redes del mamoneo? Inclúyase en este punto el canon de la SGAE.

2.- Las subvenciones a asociaciones juveniles y culturales. Tal vez se podrían incluir en el punto primero pero quería hacer especial hincapié en ellas. Al menos en Valladolid, el ayuntamiento ha llegado a soltar 3000€ (hablo con datos en la mano) a asociaciones juveniles con cuatro miembros (bien contados), todos ellos mayores de 30 años, con trabajo y escasísimo tiempo para dedicar a la entidad destinataria de tantísima pasta. Estoy hablando de miles de euros de dinero público que se emplean para que unos listillos se compren un PC para uso personal o una colección de discos de agárrate y no te menees.

3.- Privatización de los medios de comunicación públicos. ¿Qué sentido tiene, aparte de mera propaganda gubernamental, que en una democracia haya TV y radio públicas? Aparte de inmoral incluso desde una óptica socialdemócrata, RTVE es un agujero de parné y un nido de funcionarios. Por no hablar de los medios autonómicos…

Pues nada, ya está. Espero haber estado a la altura de tus expectativas.




Fonseca

1 comentario:

Bardo Loco dijo...

“privatizar todos los servicios públicos”.

¿La Universidad también?