John Wayne era de los grandes. A pesar de estar buscando a los indios para vengar la muerte de su familia, sabe respetar a su enemigo. Y aprender de él. veces, la mejor forma de conseguir el éxito es cuidar a tus compañeros de viaje. Dependes de ellos.
El cine clásico es el cine. Así de claro. Y nunca viene mal revisar ciertas perlas. Sobretodo después de tanto director presuntuoso empeñado en firmar videoclips de dos horas y llamarlos “obras de arte”. “Centauros del desierto” es una película cargada de filosofía. Si se sabe buscar, claro.
Una de esas escenas que le hacen pensar a uno transcurre cuando John Wayne, el eterno “viejo lobo de mar”, dirige a sus chicos a través del desierto buscando a una tribu india que ha matado a su familia. A mitad del camino se para. “Los caballos necesitan descansar”. Sus compañeros no le hacen caso. Tienen prisa. Así que Wayne se queda solo mientras los otros se van.
Horas después reanuda el camino y se encuentra con los chicos cuyos caballos les han dejado tirados. Estaban agotados y no podían seguir.
“El hombre blanco monta un animal hasta agotarlo. Entonces lo deja morir en mitad del desierto. Después es cuando llega el piel roja, coge ese caballo, lo alimenta, lo deja descansar y al día siguiente está fresco como una lechuga y puede cabalgar. Esa es la diferencia”.
John Wayne era de los grandes. A pesar de estar buscando a los indios para vengar la muerte de su familia, sabe respetar a su enemigo. Y aprender de él. Y, sin necesidad de hacerse el gallito, corrobora su autoridad frente a su grupo de chicos. Es toda una lección, además, de cómo, a veces, la mejor forma de conseguir el éxito es cuidar a tus compañeros de viaje. Dependes de ellos.
Escenas así hacen de Centauros del desierto el referente cinéfilo que es. Y moral. Sin duda, conviene revisar a los clásicos…
El cine clásico es el cine. Así de claro. Y nunca viene mal revisar ciertas perlas. Sobretodo después de tanto director presuntuoso empeñado en firmar videoclips de dos horas y llamarlos “obras de arte”. “Centauros del desierto” es una película cargada de filosofía. Si se sabe buscar, claro.
Una de esas escenas que le hacen pensar a uno transcurre cuando John Wayne, el eterno “viejo lobo de mar”, dirige a sus chicos a través del desierto buscando a una tribu india que ha matado a su familia. A mitad del camino se para. “Los caballos necesitan descansar”. Sus compañeros no le hacen caso. Tienen prisa. Así que Wayne se queda solo mientras los otros se van.
Horas después reanuda el camino y se encuentra con los chicos cuyos caballos les han dejado tirados. Estaban agotados y no podían seguir.
“El hombre blanco monta un animal hasta agotarlo. Entonces lo deja morir en mitad del desierto. Después es cuando llega el piel roja, coge ese caballo, lo alimenta, lo deja descansar y al día siguiente está fresco como una lechuga y puede cabalgar. Esa es la diferencia”.
John Wayne era de los grandes. A pesar de estar buscando a los indios para vengar la muerte de su familia, sabe respetar a su enemigo. Y aprender de él. Y, sin necesidad de hacerse el gallito, corrobora su autoridad frente a su grupo de chicos. Es toda una lección, además, de cómo, a veces, la mejor forma de conseguir el éxito es cuidar a tus compañeros de viaje. Dependes de ellos.
Escenas así hacen de Centauros del desierto el referente cinéfilo que es. Y moral. Sin duda, conviene revisar a los clásicos…
4 comentarios:
El personaje de Wayne no es muy pedagógico en esa película. Desprecia sin distinción a todos los indios, incluso al que fue adoptado de pequeño por los buenos.
Intenta matar a una blanca cautiva por haber dejado que la violaran los indios.
Leí que Wong Kar-wai tuvo que rehacer el montaje 2046 porque al estrenar el primer montaje nadie entendió nada. No sé si será cierto... Pese a todo yo creo que es un director como mínimo interesante. A mí me gustó muchísimo In the mood for love.
Cuando has puesto el vínculo en "director presuntusoso" pensé que me iba a encontrar con Amenabar por tildar al cine de Ford de "profundamente fascista"
La verdad es que no me entusiasmaba mucho su cine y concretamente Mar adentro me aburrió bastante y después de leer aquella entrevista ya se me ha hecho muy antipático.
Pero no es exacto, el piel roja reventaba a los caballos y el hombre blanco, el europeo que había traído esos caballos, los cuidaba porque sabía lo que valían.
Uno de los aspectos que me gustaron mucho de Centauros del Desierto es que es una película de personajes, de personajes redondos que crecen, evolucionan, reaccionan y tienen motivaciones para hacer lo que hacen. El de Wayne, en concreto, no es interesante porque tenga un par de perlitas en plan "qué tipo más listo y más duro soy" como la que has señalado, Fonseca (que las tiene, y molan, porque nos molan los tipos listos y duros), sino porque comete errores y trata de subsanarlos (e incluyo entre estos las apreciaciones del primer anónimo).
Por cierto, si tienes la oportunidad, has de vértela en inglés, aunque sea con subtítulos. No se aprecia igual la película hasta que no ves a Jonvaine hablando con acento texano "cerrao cerrao".
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