viernes, octubre 03, 2008

Anarcocapitalismo, falacias y otras cosas dignas de bloggear

"La misión del Estado es retrasar a los pueblos en su evolución cultural. El estado austriaco se tomó tan en serio su trabajo que obligó a todo hombre culto que tuviera veinte años a llevar durante tres años polainas en lugar de calzado eficiente. Ya que parte de la suposición de que un pueblo que esté en baja forma es más fácil de gobernar.”

Edd “el bellota” es el único tipo que conozco capaz de atizarle un par de caladas a un truja mientras bebe un buen trago de cerveza. Ayer tomamos unas cañas y “arreglamos el país" juntos. En la mayoría de los casos no estamos de acuerdo. Sin embargo me gusta su visión de la vida.

Terminamos hablamos de anarcocapitalismo (ya sabéis; un típico tema de conversación de hueco de escalera). Cada vez que yo le hablaba de “privatizar cosas” el se descojonaba en mi cara. Sin embargo al final terminó diciendo algo digno de ser bloggeado: “Fonseca, ya sabes que soy un firme partidario de las proposiciones equivocadas, como lo soy de los golpes fallidos en un combate de boxeo, que a veces abren hueco para el uppercut definitivo" Las falacias son razonamientos que no llevan a ninguna parte. Pero a veces pueden servir para estimular. Abrir nuevas puertas.

Por eso me gustaría dejar unos párrafos tan falaces como estimulantes. Pertenecen a “Ornamento y Delito” de Adolf Loos; uno de los padres de la arquitectura moderna. Es interesante leerlo; eso es todo:

El ornamento es fuerza de trabajo desperdiciada y por ello salud desperdiciada. Así fue siempre. Hoy significa, además, material desperdiciado y ambas cosas significan capital desperdiciado (…)

El papúa despedaza a sus enemigos y los devora. No es un delincuente pero cuando el hombre moderno despedaza y devora a alguien si le consideramos delincuente o degenerado. El papúa se hace tatuajes en la piel, en el bote que emplea, en los remos, en fin, en todo lo que tiene a su alcance. No es un delincuente. Pero el hombre moderno que se tatúa si que lo es. Hay cárceles donde un 80% de los detenidos presentan tatuajes. Los tatuados que no están detenidos son criminales latentes o aristócratas degenerados. Sin un tatuado muere en libertad, esto quiere decir que ha fallecido unos años antes de cometer un asesinato (…)

¡Pobre del Estado cuyas revoluciones las dirijan los consejeros! La misión del Estado es retrasar a los pueblos en su evolución cultural. El estado austriaco se tomó tan en serio su trabajo que obligó a todo hombre culto que tuviera veinte años a llevar durante tres años polainas en lugar de calzado eficiente. Ya que todo Estado parte de la suposición de que un pueblo que esté en baja forma es más fácil de gobernar.”
(Foto: Casa Michaerlerplatz de Adolf Loos)

2 comentarios:

Váitovek dijo...

Según he oído hay un buen par de empresas dedicadas al "ornamento" que acumulan y acumulan capital sin parar.Es más, están entre las más rentables del mundo.
Y, en todas partes, lo más preciado acababa convirtiéndose en el medio común de cambio, o sea la pasta.
En la mayoría de lugares, eso fue el oro.Y ¿ Qué se hacía con el oro? Ornamentos.
Esmás, si algo demuestra nuestra especie es que le es más fácil renunciar a comida que a cualquier clase de ornamento (el anillo de mi madre, por ejemplo).
Y, además, el Estado austríaco, además de polainas, fue el primero que decidió hacer de la gimnasia una actividad masiva.
Le falta sal a este Loos, por otra parte.Otro día pon falacias de Thomas de Quincey que son mucho más estimulantes.O incluso de Oscar Wilde.Es más, te propongo que hagas un top of the pops de escritores dedicados a la falacia, el divertimento y el retruécano.Basquiat estaría entre ellos, y cómo no, Litton Sttratchey.

Miguel A. Pazos Fernández dijo...

¿Es parecido al resultado que produce escuchar la SER?

Un saludo