Desde el principio al final, es toda una explosión de ruido. Incesante. Arrítmico. Es brutalidad y nada más. Pero si escuchas atentamente, de entre esa amalgama de sonidos aparentemente desordenados, puedes encontrar un orden. Una melodía.
Hay dos tipos de estudiantes. Los que no pueden estudiar con música y los que la necesitan para poderse concentrar. Yo pertenezco al segundo grupo. Y en su facción más radical. Vamos, que ni siquiera me vale con ese CD de “Mozart es divertido” que encuentras un día rebuscando entre los discos de tus padres, o en el peor de los casos, el recopilatorio de Richard Clayderman con el que más de uno fue concebido (yo no, espero).
Necesito algo que me despierte. Y a ser posible, que me ayude a abstraerme. Así es que tengo ya una lista con los discos de oro para estudiar. Uno de ellos es este Nattens Madrigal de los noruegos Ulver. Tal vez el mejor disco de black metal que he escuchado. Y de las piezas más singulares que se pueden encontrar.
Desde el principio al final, es toda una explosión de ruido. Incesante. Arrítmico. Es brutalidad y nada más. A priori parece una maqueta cutre de algún grupo de esos que de vez en cuando se anuncian en el bar jevi de tu barrio. Pero si escuchas atentamente, de entre esa amalgama de sonidos aparentemente desordenados, puedes encontrar un orden. Una melodía.
Es como la sorpresa en el roscón de reyes. Y eso es lo que hace que Nattens Madrigal sea una de mis joyitas. Y un disco perfecto para autohipnotizarse y estudiar.
Hay dos tipos de estudiantes. Los que no pueden estudiar con música y los que la necesitan para poderse concentrar. Yo pertenezco al segundo grupo. Y en su facción más radical. Vamos, que ni siquiera me vale con ese CD de “Mozart es divertido” que encuentras un día rebuscando entre los discos de tus padres, o en el peor de los casos, el recopilatorio de Richard Clayderman con el que más de uno fue concebido (yo no, espero).
Necesito algo que me despierte. Y a ser posible, que me ayude a abstraerme. Así es que tengo ya una lista con los discos de oro para estudiar. Uno de ellos es este Nattens Madrigal de los noruegos Ulver. Tal vez el mejor disco de black metal que he escuchado. Y de las piezas más singulares que se pueden encontrar.
Desde el principio al final, es toda una explosión de ruido. Incesante. Arrítmico. Es brutalidad y nada más. A priori parece una maqueta cutre de algún grupo de esos que de vez en cuando se anuncian en el bar jevi de tu barrio. Pero si escuchas atentamente, de entre esa amalgama de sonidos aparentemente desordenados, puedes encontrar un orden. Una melodía.
Es como la sorpresa en el roscón de reyes. Y eso es lo que hace que Nattens Madrigal sea una de mis joyitas. Y un disco perfecto para autohipnotizarse y estudiar.
4 comentarios:
¿Lo tienes original?
No, lo tengo en mp3. Casi todo lo tengo en el ordenador. Aunque igual si lo enceuntro barato en alguna parte y tengo pelas me lo compro. Es una rareza.
Fonseca
Rarexa, rareza... Está publicado por Century Media, que no es precisamente un sello underground, y aparte, ha tenido un buen puñado de reediciones (Avantgarde Music, algún sello ruso...)
Me gusta más su etapa experimental que la blacker. Grande el último Shadows of the Sun.
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