sábado, junio 28, 2008

Sucedaneo de las drogas; un testimonio

Hoy en día es imposible encontrar semejante brebaje. Una vez se abolió la ley seca ya no tenía sentido destilar canned heat. Ahora es más fácil ir a un bar y pedirse un chupito sin temor a que llegue la madera a sacarte de paseo.

Las canciones viejas son testimonios de una época. Ahí está parte de su encanto. En escucharlos de primera mano. Sin el filtro de ningún historiador susceptible de ser tendencioso. Documentos honestos, como ese blues de Tommy Johnson en el que habla del canned heat que bebía en tiempos de la ley seca.

Cuando los salvapatrias de turno tomaron el congreso de EEUU y prohibieron, literalmente, el alcohol. Igual que hacemos hoy con las drogas. Y junto al mercado negro, surgieron sucedáneos como el canned heat. Una bebida roja que se llevó al otro barrio a centenares de tiñalpas, en su mayoría negros, que no tenían pelas para un copazo en condiciones.

Tiene huevos. El alcohol es algo intrínseco a nuestra cultura y desde luego, cuando se prohibió, todos tenían un aprendizaje suficiente como para saber consumirlo. Cualquiera de los que terminaron apurando con la lengua el alcohol de quemar de un vaso, habían tomado años antes un whisky y podían comparar. A diferencia de la cocaína, que siempre la hemos conocido como sustancia ilegal y no nos han educado en su cata. A saber que clase de polvos de talco entran por la nariz de los tabiques de platino.

Hoy en día es imposible encontrar semejante brebaje. Una vez se abolió la ley seca ya no tenía sentido destilar canned heat. Ahora es más fácil ir a un bar y pedirse un chupito sin temor a que llegue la madera a sacarte de paseo. Y más sano. Que aunque digan que el alcohol mata, no todos lo hacen igual.

Por suerte, queda el testimonio de lo que pasa cuando el estado intenta salvarte la vida. Tal vez fuera bueno rescatar más esas canciones viejas. Y escucharlas. Tienen un encanto especial.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Fonseca:
estoy de acuerdo con la legalización de todo tipo de sustancias. Cada uno que disfrute con medida o que se mate con libertad y a voluntad propia, faltaría mas. Sólo quiero plantear que, a pesar de la libertad actual con el alcohol, seguimos con el problema-pesadilla del garrafón. ¿Por qué? Es una corrupción a gran escala, que va a mas y lleva ya años y años vigente. Antes se rellenaban botellas y ahora se hacen directamente en fábricas. Si el estado no cuida actualmente mi salud, mi estómago y mi hígado, ¿quién lo hará? De verdad me gustaría que existieran certificados de establecimientos con alcohol no adulterado. Los efectos a corto y largo plazo son horrorosos. Además en muchos bares tienen ambos tipos de botellas, y se usan según se conozca o no al cliente. Un conocido mio que tiene un bar me ha comentado que ya hay cerveza de garrafón. Por ganar dinero hay quien es capaz de matarte. Saludos de queridamiga.

Anónimo dijo...

Bueno, es curioso pero en el tema prohibicionista hemos ido hacia atrás.
A principios del siglo XX se podía comprar legalmente heroína y cocaína en sitios como las boticas.
Más tarde, algún filántropo con firma en el BOE decidió que aquello era malo y la historia es de todos conocida...