Se paseaba con total seguridad. Haciendo honor al lobo que tiene tatuado en la espalda. Parecía una jaula en la que encerraba un montón de energía que en cualquier momento podría salir y liarse a ostias con todo el bar. Y ganar.
Le llaman así. Canario. Y no sólo no es de Valladolid sino que también no parece serlo. Destaca en cualquier calle donde te lo encuentres. Sus andares, sus pintas y su mirada, siempre fija, segura y contundente. Es como un animal salvaje. Camisetas ajustadas, vaqueros en invierno y bañadores de los que llegan hasta más debajo de las rodillas en cuanto el termómetro marca algo más de 15 grados. Y pulseras “jevatas”. Recuerdo la primera vez que estuve con él hace relativamente poco tiempo.
Estábamos en una fiesta que organizaba mi grupo claustral. Típico bar lleno de gente. Música cutre a toda hostia. Entonces aparece y algunos nos quedamos mirándole:
- Es ese ¿verdad?
- Si, Fonseca, ese es el canario
Llamaba la atención por su compostura, su mirada y sus andares de máquina de matar. Chupa de cuero tachuelada, camiseta metro ajustada y una gorra de camuflaje. No conocía a nadie en el garito más que al colega que lo trajo, pero se paseaba con total seguridad. Haciendo honor al lobo que tiene tatuado en la espalda. Parecía una jaula en la que encerraba un montón de energía que en cualquier momento podría salir y liarse a ostias con todo el bar. Y ganar.
El canario es un personaje digno de aparecer por aquí porque es duro como una canción de los Judas. Por eso y porque el otro día estaba en el Herminio´s tomándome una cerveza con él y me dio por dibujarle. El flipaba. Y a mi me gusta como quedó el dibujo.
Le llaman así. Canario. Y no sólo no es de Valladolid sino que también no parece serlo. Destaca en cualquier calle donde te lo encuentres. Sus andares, sus pintas y su mirada, siempre fija, segura y contundente. Es como un animal salvaje. Camisetas ajustadas, vaqueros en invierno y bañadores de los que llegan hasta más debajo de las rodillas en cuanto el termómetro marca algo más de 15 grados. Y pulseras “jevatas”. Recuerdo la primera vez que estuve con él hace relativamente poco tiempo.
Estábamos en una fiesta que organizaba mi grupo claustral. Típico bar lleno de gente. Música cutre a toda hostia. Entonces aparece y algunos nos quedamos mirándole:
- Es ese ¿verdad?
- Si, Fonseca, ese es el canario
Llamaba la atención por su compostura, su mirada y sus andares de máquina de matar. Chupa de cuero tachuelada, camiseta metro ajustada y una gorra de camuflaje. No conocía a nadie en el garito más que al colega que lo trajo, pero se paseaba con total seguridad. Haciendo honor al lobo que tiene tatuado en la espalda. Parecía una jaula en la que encerraba un montón de energía que en cualquier momento podría salir y liarse a ostias con todo el bar. Y ganar.
El canario es un personaje digno de aparecer por aquí porque es duro como una canción de los Judas. Por eso y porque el otro día estaba en el Herminio´s tomándome una cerveza con él y me dio por dibujarle. El flipaba. Y a mi me gusta como quedó el dibujo.
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