Así es como termina “El hombre que mató a Liberty Valance”. James Stewart confiesa ante un periodista que todo el prestigio social que consigue en la película está basado en una gran mentira que ni siquiera él se encargó de difundir. Se había convertido en una especie de héroe nacional gracias a algo que no había hecho. Y en ese momento de sinceridad le pide al entrevistador que, por favor, no dude en contar toda la verdad. El hombre le sonríe y le dice:
“Estamos en el oeste… y aquí cuando los hechos se convierten en leyenda… no es bueno imprimirlos”.
Esta foto fue una leyenda. Teóricamente, representaba la crueldad de los soldados sur vietnamitas, reventando la sesera a un pobre capullo del vietcong. No era por ningún interés partidista. Simplemente se convirtió en un estandarte de lo mala malísima que es la guerra, que nos matamos unos a otros, viva la paz y viva Marcelino Champagnat.
La realidad es otra. Resulta que el tío al que matan no era ningún prisionero de guerra. Ni un vietcong. Ni siquiera un tonto del higo que pasaba por ahí. Se trataba de un asesino en serie al que se le acababa de descubrir, cuchillo ensangrentado en mano, frente a los cadáveres de unos niños. Un valiente hijo de puta de los que nunca se habla en estos casos. Que a veces parece que uno olvida que en tiempos de guerra continúa existiendo delincuencia. Así que los vietnamitas del Sur, que al igual que los del Norte o los de cualquier otra parte no se andan con gilipolleces en el campo de batalla, cortaron por lo sano. Ya no volvería a matar niños…
El autor de la fotografía lo sabía. Con la verdad por delante. Así es como vendió la foto a los medios. Y así es como pasó gran parte de su vida; informando que esa fotografía no era ningún alegato contra la guerra sino una estampa de cómo en mitad de la refriega siempre hay quien aprovecha la coyuntura. Que a río revuelto ganancia de pescadores.
Sin embargo nadie quiso nunca escucharle. Cuando los hechos se convierten en leyenda, no es bueno escribirlos…
10 comentarios:
Me temo que la cosa no es así, Fonseca. El ejecutado sí que era un vietcong. El ejecutor, el general Loan del Ejército survietnamita, acababa de asistir a una masacre de compañeros suyos a manos del vietcong, y al tipo -que por lo visto era un buen hombre- se le calentó la sangre y se le fue la mano. Cometió una salvajada de las que se cometen muchas en una guerra, pero al fin y al cabo una salvajada.
Puedes ver la historia de la foto aquí.
Por lo visto, el fotógrafo, Eddie Adams, pidió varias veces disculpas al general Loan y a su familia por los daños que le había causado la difusión de esa foto. El propio fotógrafo intentó limpiar la imagen del general después de aquello, pero ya no había forma. En relación con todo esto, el fotógrafo hizo unas famosas declaraciones que se recogen en ese enlace:
"El general mató a un Vietcong con la pistola. Yo maté al general con mi cámara fotográfica. La fotografía es el arma más poderosa del mundo. La gente se las cree, pero las fotos mienten, incluso sin ser manipuladas. Sólo son medias verdades."
Esto lo sabemos todos los que nos dedicamos de un modo u otro a la fotografía en plan más o menos serio. Una foto cuenta un instante, incluso puede reflejar un gesto no representativo del fotografiado. Una foto no refleja toda la realidad, ni todos los puntos de vista, ni todo lo que ocurre (las circunstancias), sino un punto de vista muy concreto y sobre un momento muy concreto. El caso es que una imagen es más poderosa que mil palabras, de ahí que las manipulación fotográfica se haya convertido en una herramienta muy eficaz.
Tambien hay fotos famosas que resultaron ser falsas como la del miliciano de Capa.
http://www.microsiervos.com/archivo/mundoreal/muerte-de-un-miliciano.html
La de veces que he visto esa imagen en documentales de la guerra de Vietnam, presentada como ejemplo de la crueldad contra los pobres comunistas. Qué malos son estos yanquis, pensaba mientras la veía.
¿Cómo es eso que dicen los periodistas? Ah sí, no dejes que la verdad te estropee un bonito titular.
>El ejecutado sí que era un vietcong.
Que, como puede observarse, no llevaba uniforme. Si eso era una guerra, pasarle por las armas estaba dentro de las normas.
Anónimo de las 7:42 AM: el enlace que das se refiere a otros dos. Uno supone que la foto es probablemente posada pero no excluye que sea auténtica; el otro afirma que es auténtica.
"¿Cómo es eso que dicen los periodistas? Ah sí, no dejes que la verdad te estropee un bonito titular".
Cada vez que se nombra a los periodistas en los comentarios de este blog es para decir alguna gilipollez.
Como el de la foto, yo tengo la sangre caliente de sufrir el tratamiento informativo de algunas noticias de actualidad. Así que como antídoto a toda la santa indignación que rezuman los telediarios, quería pronunciarme públicamente a favor de la ejecución de criminales de guerra in-situ. Que no se me mal entienda: desconozco si el ejecutado en este caso era culpable de algún crímen. Pero en caso de que hubiese asesinado a esos niños, me parece muy bien que lo jubilaran.
Ale!, ahora me siento mas relajado
Te sobra un punto y coma.
Y es "(...) informando de que esa fotografía (...)". Corrígelo, por dios, que hace daño a la vista.
Fonseca, lee en la wikipedia la verdadera historia y deja de poner falsedades.
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