“En una sociedad libre, todo es susceptible de comprarse o venderse. Y por eso, nada le impediría a ningún disconforme comprar su pequeña parcelita al propietario de una de las partes en las que el tirano dividió la nación.”
Contesto a la pregunta que me lanzaba el otro día Stewie:
Imagínate un estado con un rey despótico como el que más. Y una panda de libertarios que consiguen tener voz entre la multitud y montan una revolución para exigirle que desamortice todos los territorios y abdique. Nada más llegan –libertarios del mundo ¡uníos!- al Palacio Real, el tirano les dice “¿Queréis que privatice todo el país? ¡Sin problema! Divido todo el territorio en partes y se las regalo a mis coleguis. De esta forma cumplo lo que me pedís; no hay estado y todo se rige por propietarios… que no dejamos de ser los mismos que antes, pero ahora legitimados por vuestro código moral capitalista”. ¿Qué deberían hacer los rebeldes?
Ante una historia así, lo primero que piensa uno es que el reparto es arbitrario y por tanto debería ser nulo. La pregunta es ¿Quién dice lo qué es arbitrario o no? ¿Podemos estar seguros al 100% de que la forma en que nosotros desamortizaríamos es mejor que la del déspota? Pues no. Uno no puede estar al 100% seguro de nada.
Así que, joda a quien joda, en principio el rey puede ser el legítimo propietario (¿Quién si no?)del territorio y por tanto puede repartirlo como le salga. No obstante, al haber privatizado su país, hay un gran cambio con respecto al régimen despótico anterior. Pese a que ahora, los nuevos dueños sean los mismos que antes. En una sociedad libre, todo es susceptible de comprarse o venderse. Y por eso, nada le impediría a ningún disconforme comprar su pequeña parcelita al propietario de una de las partes en las que el tirano dividió la nación. Otra cosa es que sea fácil, o que los precios de los minifundios sean desorbitados. ¡Sa jodío! ¡Como que una sociedad libre NO ES igualitaria (de ser así, los comunistas serían de derechas)!
Por otro lado ¿Qué pasaría con el tiempo? Pues que tanto los precios de los alquileres como los de las propiedades bajarían. Más que nada porque si la mayoría de la gente no puede pagarse las tarifas que pone el dueño… ¡De donde no hay no se puede sacar! O eres razonable o no te paga ni el tato. Jurgol es jurgol y el mercado es asín.
Por eso, en un principio, los libertarios podrían sonreír satisfechos. Han conseguido lo que querían. Una sociedad libre y desigual.
Contesto a la pregunta que me lanzaba el otro día Stewie:
Imagínate un estado con un rey despótico como el que más. Y una panda de libertarios que consiguen tener voz entre la multitud y montan una revolución para exigirle que desamortice todos los territorios y abdique. Nada más llegan –libertarios del mundo ¡uníos!- al Palacio Real, el tirano les dice “¿Queréis que privatice todo el país? ¡Sin problema! Divido todo el territorio en partes y se las regalo a mis coleguis. De esta forma cumplo lo que me pedís; no hay estado y todo se rige por propietarios… que no dejamos de ser los mismos que antes, pero ahora legitimados por vuestro código moral capitalista”. ¿Qué deberían hacer los rebeldes?
Ante una historia así, lo primero que piensa uno es que el reparto es arbitrario y por tanto debería ser nulo. La pregunta es ¿Quién dice lo qué es arbitrario o no? ¿Podemos estar seguros al 100% de que la forma en que nosotros desamortizaríamos es mejor que la del déspota? Pues no. Uno no puede estar al 100% seguro de nada.
Así que, joda a quien joda, en principio el rey puede ser el legítimo propietario (¿Quién si no?)del territorio y por tanto puede repartirlo como le salga. No obstante, al haber privatizado su país, hay un gran cambio con respecto al régimen despótico anterior. Pese a que ahora, los nuevos dueños sean los mismos que antes. En una sociedad libre, todo es susceptible de comprarse o venderse. Y por eso, nada le impediría a ningún disconforme comprar su pequeña parcelita al propietario de una de las partes en las que el tirano dividió la nación. Otra cosa es que sea fácil, o que los precios de los minifundios sean desorbitados. ¡Sa jodío! ¡Como que una sociedad libre NO ES igualitaria (de ser así, los comunistas serían de derechas)!
Por otro lado ¿Qué pasaría con el tiempo? Pues que tanto los precios de los alquileres como los de las propiedades bajarían. Más que nada porque si la mayoría de la gente no puede pagarse las tarifas que pone el dueño… ¡De donde no hay no se puede sacar! O eres razonable o no te paga ni el tato. Jurgol es jurgol y el mercado es asín.
Por eso, en un principio, los libertarios podrían sonreír satisfechos. Han conseguido lo que querían. Una sociedad libre y desigual.
2 comentarios:
Esa magnífica viñeta decimonónica no le gustará a Elentir: las verdades tienen el inconveniente de que destrozan dentaduras y dejan ojos morados.
Así que, joda a quien joda, en principio el rey puede ser el legítimo propietario (¿Quién si no?)del territorio y por tanto puede repartirlo como le salga.
¿Quiere decir que postulas el principio "El rey es el legítimo propietario hasta que se demuestre lo contrario"?
Problema: es muy difícil demostrar que el rey no es el propietario legítimo. A menos que el rey o alguno de sus ancestros hayan sido vistos matando, torturando o amenazando a todo mundo para obligarlos a que les cedieran sus posesiones, ¿cómo se podría demostrar que obtuvieron esas posesiones mediante la fuerza? No hay manera; sus defensores siempre podrán argüír que las obtuvieron mediante transacciones pacíficas y voluntarias.
Al abdicar el rey, todo puede repartirse por sorteo o a partes iguales entre todos los ex-súbditos. Bajo el principio "Todo el que haya ganado un sorteo será el propietario legítimo de la fracción correspondiente, a menos que se demuestre que hizo trampa en el sorteo". Y pasará lo mismo: con el tiempo el mercado acomodará todo como debe ser.
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